Los smartphones de hoy son monolíticos. En el mejor de los casos, lo único que se les puede cambiar es la batería. Esto hace que los usuarios no puedan escoger cada pieza según sus necesidades, por lo que les toca adquirir grandes ‘cocteles’ de especificaciones que no siempre se ajustan a lo que en realidad requieren. Además, si se daña o se desactualiza un componente crucial, el usuario debe desechar todo el dispositivo a pesar de que la mayoría de las partes aun podrían ser útiles.
Pero hace algún tiempo que Google está trabajando para cambiar eso. El denominado Project Ara busca la creación de un teléfono inteligente modular comercialmente viable. Que sea ‘modular’ quiere decir que cada dispositivo se compone de varias piezas, cada una de las cuales tiene una funcionalidad específica. Así, el procesador y la memoria sería un módulo, los radios serían otro, la cámara sería otro más y así sucesivamente.
NO HABRÍA QUE REEMPLAZARLO TODO PARA AÑADIR UNA FUNCIONALIDAD
El proyecto inició cuando Google era dueña de Motorola, y pasó a manos de la empresa californiana cuando Lenovo compró al fabricante de móviles.
En una conferencia en San Francisco, Paul Eremenko, jefe del proyecto, explicó algunas de las características técnicas y compartió los planes para el desarrollo y la salida al mercado de la línea de dispositivos. En primer lugar –reporta PC World–, aseguró que los teléfonos estarían basados en un ‘endoesqueleto’ básico o ‘teléfono gris’, al cual se anclarían los diferentes módulos. Según su función, los bloques tendrían diferentes tamaños, pero conservarían un estándar de bloques: 2 x 2 bloques, 3 x 1 bloques, etc.
Modulos Project Ara
Un smartphone hecho por partes.
Habría tres tamaños de dispositivos. El más pequeño mediría 2 x 5 bloques, y tendría espacio para cuatro piezas de 2 x 1 bloques y dos de 1 x 1 bloques. El mediano –que sería el estándar– tendría un tamaño de 3 x 6 bloques, y en el habría lugar para dos módulos de 2 x 2 bloques, cuatro de 2 x 1 bloques y dos de 1 x 1 bloques. El más grande mediría 4 x 7 bloques, y podría acoplar cinco piezas de 2 x 2 y cuatro de 2 x 1.
Las piezas podrían ser impresas en 3D por los desarrolladores, para lo cual Google trabaja en la creación de una impresora que lo permita. Se acoplarían al esqueleto del dispositivo por medio de imanes electropermanentes y se comunicarían entre sí por medio del estándar de comunicaciones UniPro, que permitiría que el flujo de información entre los distintos componentes sea muy rápido.
¿Cómo se vendería?
Con este proyecto, Google le está apuntando a –como dijo Eremenko– los “próximos 5.000 millones” de usuarios, quienes hoy no usan un teléfono inteligente. Los costos finales podrían escalar según las necesidades de cada persona, pero según el jefe de proyecto, los componentes del ‘teléfono gris’ costarían cerca de 50 dólares. Cada esqueleto, añadió, está pensado para durar entre cinco y seis años.
Según PC World, ya las diferentes adiciones podrían disparar la cuenta hasta cerca de los $600 dólares que vale hoy un smartphone de gama alta. Pero esa no necesariamente sería la configuración ideal para todos los usuarios.
SEGÚN SUS CREADORES, SALDRÍA EN ENERO DE 2015
Los módulos se podrían comprar fácilmente. “Tu enciendes tu ‘teléfono gris’, corres la configuración de Ara y empiezas a comprar módulos en un mercado“, explicó Eremenko. El objetivo es que los fabricantes compitan por ofrecer bloques, para que de esa manera el mercado regule los precios.
Según Eremenko, el objetivo es que en enero de 2015 podamos tener en la mano los primeros Ara. Pero antes de eso, hay retos bastante complejos del lado del software que hay que solucionar.
El próximo Android
Una de las principales dificultades que debe sortear el proyecto es que hoy no hay un sistema operativo móvil compatible con el intercambio de componentes de hardware. “La buena noticia es que nosotros somos Google“, dijo Emerenko, según reporta Cnet. Si los planes de lanzamiento son así de agresivos, lo más probable es que la próxima versión de Google ya pueda soportar esta tecnología.
Más allá de eso, también habrá que ver cómo se va a poner orden en el caos que podría venir con los diferentes ‘drivers’ de los distintos fabricantes, y cómo se va a solucionar la tensión entre estandarizar y diferenciar los diferentes módulos: los fabricantes probablemente querrán incluir funcionalidades únicas en cada uno de sus bloques, pero hacer que eso se integre bien con el resto del teléfono es una tarea bastante compleja.
¿QUÉ PASARÍA SI UN ARA SE CAE AL PISO?
Además, hay preguntas que seguro se harán desde el lado del mercadeo. Con tantos teléfonos que se pueden encender y usar en 10 segundos, ¿cómo vender esta complejidad adicional? ¿Cómo sacarlo del nicho ‘geek’ que entiende el beneficio que persigue este proyecto? Y otra duda curiosa, pero importante: ¿qué pasaría si un Ara se cae al piso? esperemos que no sea lo mismo que un rompecabezas con todas sus partes volando por todos lados!